Quiero pensar que las próximas elecciones municipales permitan una alternancia que, basada en el sufragio popular, otorgue naturaleza de oportunidad a un nuevo Consistorio que diga, plantee, escenifique y ejecute algo distinto a lo ya conocido durante muchos años.
Es lógico desear un cambio de gobierno en la posición política dominante, toda vez que la experiencia resultante no se ha distinguido por el logro de los resultados prometidos. Cambiar el disco es algo imprescindible, tanto por la atonía acumulada en los continuos mandatos municipales, como por el aburrimiento instalado en el semblante espiritual de las vecinos/a, después de soportar el mismo escenario, la misma escenificación y los mismos personajes durante décadas, sin que el desenlace argumental haya conseguido interesar, en lo más mínimo, a un electorado muy cansado de la mala gestión que ha demostrado NUEVA CANARIAS Y SUS SOCIOS , AHORA CANARIAS Y PSOE porque además de cobrar por ello, tienen responsabilidades resultantes de una gestión de la que no han podido -o no han querido- sacar el adecuado provecho sustantivo para la comunidad de este Municipio, a la que dicen servir.
Un cuerpo electoral no puede teatralizarse en un florero-contenedor de una flor mustia, sin olor ni color, que ya no encandila nada más que a sus virtualidades compartidas por los actores sintonizados a su eterna sonrisa favorecedora.
Repetir ediciones de cogobiernos, aseguradores perpetuos de poltronas y prebendas, es conducirse por la senda confrontativa entre la perpetuidad de unos «falsos nacionalistas (NC) y otro que ha cambiado de «chaqueta» al primer movimiento» y la eterna aspiración de un PSOE, con doble moralidad de ida y vuelta, cuya única habilidad política es su desconcertante bipolaridad de criterio que jamás convencerá ni a tirios ni a troyanos.
Es imprescindible creer, por higiene democrática que tanta falta hace en estos tiempos, que las decisiones colectivas son capaces de transformar estructuras tradicionales, porque es la única forma que tenemos de reafirmar nuestra libertad y dar verdadero sentido a la «denominación de origen ciudadana»
Por tanto, no permitamos que nuestra confianza sea devaluada en el mercadeo político, al que nos tienen acostumbrados nuestros perdurables salvadores.
CANARIAS EN LA NUBE 